domingo, 7 de enero de 2007

diego massimini, traduciendo armonías


el pasado sábado día 6 de enero tuve la oportunidad de asistir a uno de los conciertos del compositor, cantante, arreglista y guitarrista diego massimini. te lo pongo todo así junto porque en este caso (y hay poquitos, ¿eh?) creo que ninguna de sus facetas hace sombra a las otras. y no porque lo haya leído en su preciosa web, sino porque esas cosas se ven, y cuando alguien te despacha una versión de la flor de la canela como la que oímos el otro día, pues requetechapó, que aquí no hay trampa ni cartón.

creo que no me equivoco si afirmo que el argentino (de entre ríos, sí señor) tenía muy claro que el concierto del sábado iba a ser del tipo "diego massimini-intérprete". me explico: antes de que subiera a cantar le manifesté mi intención de hacerme con su reciente trabajo tratado del escondite. no sólo no tuvo compasión al informarme de que no traía ninguna copia (¡"bájatelo del emule", me dice el tío!), sino que encima me dejó claro que no iba a cantar ningún tema propio. a joderse. por lo que pude hablar con él, parece ser que la implicación no es la misma cuando uno canta su música que cuando canta la de otros... lo pensé durante 10 segundos y le dí la razón (muy a mi pesar, claro).

así que, tal como sospechaba, tiró de clásicos de la música brasileña (desafinado, flor de lis en versión bilingüe portugués-castellano, a primeira vista), tangos (cambalache, balada para un loco, el día que me quieras), música latinoamericana (alfonsina y el mar, la flor de la canela, los ejes de mi carreta)... eso sí, me alegró la noche poder escuchar un tema suyo (la última pieza de la jornada), milonga de si pudiera. un tema hermosísimo, y pues así me dejó, con la miel en los labios, el muy canalla.

de público andábamos más bien escasos: unas 20 personas, y para eso unos cuantos estaban contentillos de más... jo, los borrachos en los conciertos no sólo son inoportunos y pesados: impiden que los demás nos metamos en la atmósfera que el artista intenta crear. y los del otro día, aunque eran respetuosos y más o menos silenciosos, se cargan las presentaciones de diego con comentarios pedantes del tipo "¡qué bien lo hace!" o "¡tiene mucho repertorio!". es que por favor, que seguramente venían de una cena... pero digo yo: ¿no habría algún otro sitio un poco más animado en todo coruña d.f.? a diego no pareció importarle demasiado (en peores plazas habrá toreado, digo eu), y se defendió sin incomodarse..., o al menos eso pareció.

y por supuesto, no faltó el momento del borrachín pidiendo que se le dedicara un tema a nosequién que estaba de cumpleaños. diego le cantó la mujer que yo quiero, de serrat. me pareció una canción perfecta para regalar a una mujer. ¡y cómo la cantó, jesús! sorprendió también con todo se transforma, de jorge drexler y recurrió al sabina más romántico con una canción para la magdalena.

quizá lo más interesante del concierto fue descubrir cómo diego reinterpreta todo lo que canta; lo da vuelta, lo enriquece. es como si diseccionara y rearmonizara todas las piezas antes de ponerles la melodía de la voz. el control que tiene sobre el mástil de su extraña guitarra midi le deja hacer y deshacer a pedir de corazón: acordes y armonías incatalogables pero perfectamente adaptadas, ritmos sincopados que rompían la monotonía, mil formas de rasguear las cuerdas, y una voz limpia, aunque a ratos algo lírica de más.

resumiendo, que su forma de abordar la música hizo que disfrutáramos inmensamente, incluso los que vemos un poco repetitivo acudir una y otra vez a las mismas melodías
. lo que en otros intérpretes habría resultado aburrido y machacón, en la voz y las manos de massimini se convirtió en toda una demostración de que se puede hacer "canción" de una forma sencilla, pero con mucha pasión y aportando siempre algo nuevo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Acabo de descubrir tu blog buscando a Diego. La verdad es que tengo que coincidir contigo pues he tenido la oportunidad de verlo en directo. En una sola sesión uno aprende mucho sobre las posibilidades armónicas y, sobre todo, de hacer música (aunque sea de otros).
¡Saludos desde Canarias!

Anónimo dijo...

Jó! No sé si merezco tantos elogios, de verdad, creo que son tantos años de estar en esto y poco más...
Muchísimas gracias.
Diego Massimni