no es la primera vez que mi apellido se ve metamorfoseado en cosas extrañas.
allá por el año 2000, en un concierto de solidaridad con chiapas, en el teatro campoamor de oviedo (el escenario más emblemático que pisé en mi carrera), me convertían en manuel quijano.
lo encajé bien, tampoco es tan grave... una simple confusión con las jotas, y tal.
calviño, clavito, clavijero... de ahí a "carreño" hay un trecho. tiene gracia, está bien.
el artículo apareció en el fotolog de low, con quien toqué hace unos días para el ciclo "cuentakilómetros" del forum metropolitano (en coruña).
1 comentario:
low, "bajo", qué majo!!!
es que las rastas producen electricidad estática e interfieren el flujo neuronal, es sabido
además, tu eres más guapo que el carreño ese
besotes
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